lunes, 31 de agosto de 2009
Berni, sábado
domingo, 30 de agosto de 2009
Viernes, Patricio
jueves, 27 de agosto de 2009
Adios Pilates
miércoles, 26 de agosto de 2009
La última trilogía
domingo, 23 de agosto de 2009
Desde el balcón
martes, 18 de agosto de 2009
inolvidable belgica parte 2
Nos fuimos a un bar cerca de plaza San martín, de esos bares con onda. Nos sentamos, yo me pedí una sprite (si ya se aburrida pero nos tomamos todo el finde).
Bueno, nos pusimos a charlar más profundamente, me preguntó porque se habían ido mis amigas, les conté que son mis ex compañeras de Fac. (carrera que dejé por la mitad la de psicopedagogía) que ellas tenían que trabajar y yo no, etc etc etc.
Típico material de relleno en estos casos.
Me contó que el ama Latinoamérica, que estudia turismo y le encantaría trabajar en Cuba o Argentina, que en Europa las cosas están demasiado pautadas y que el prefiere en su vida mayor margen para el caos.
Le dije que para mi era difícil comprenderlo pero que podía captar lo que le pasaba.
En un momento se me acaba la bebida, así que lo llamé al mozo y como no me escuchaba, Joel se levantó y me trajo de la barra otro vaso de sprite. Le dije gracias y aproveché. Las miradas justo se cruzaron, era la situación ideal y…beso…y otro…y otro….y más profundo.
Sentí la explosión de la química. Pero ni siquiera esa onda “me gusta el beso” como Martin 1.
No,
Creo que no recuerdo un beso así nunca.
Seguimos tomando algo e intentando charlar pero era irresistiblemente lindo, y nos surgían nuevamente las ganas de besarnos. Yo no se si esto pasa porque, era la última noche, porque ambos sabíamos que yo al otro día me volvía, porque yo allí era una extraña y no tenía prejuicios ni miedo de qué dirán, no sé. Pero yo no recuerdo haberme sentido tan “libre”.
Al rato ya no teníamos mucho más que hacer y salimos del bar. Por la calle, me tomaba de la mano, y de repente paraba el paso y me abrazaba y me besaba.
Llegamos al hotel y no dudé.
Vino a mi habitación y nos despojamos lentamente de la ropa.
Fue perfecto, fue justo, fue como si nos conociéramos de años.
Aprendí anoche que la química es algo que existe, que no pasa por conocer a alguien mucho o poco, que no pasa por la confianza.
Que cuando sucede no podés parar, y todo comienza una y otra vez.
Que es una tentación constante ese cuerpo a tu lado.
Que cuesta dormir más allá del cansancio.
Que te estás dando cuenta que no solo es el mejor sexo de tu vida, sino el hombre más perfecto en ese instante, el más lindo, el que sabe cómo hacer cada movimiento sin error.
Y cuando a las 6, sonó mi celu (el vuelo era a las 11 y no tenia nada armado), vi que el se despertó, y cuando me di vuelta a tomar mi vestido hippie, me lo sacó y lo tiró al costado de la cama. "No te vas" _ me dijo.
Y todo volvió a comenzar. Quién puede resistirse a los fireworks?
Pero al final, me tuve que ir. Sin mails, sin teléfonos. No me pidió nada, yo no le pedí nada. Porque? Porque fue perfecto y no quiero repetir segundas partes malas. Era como un final de esos que nunca tuve, de pelis.
Prefiero conservar el recuerdo de anoche tal como está, sin finales que corten la magia. Me lo merezco.
inolvidable belgica parte 1
Anoche me quedé sola en Mendoza después de haber pasado unos días geniales con las chicas. Ellas decidieron irse temprano por la mañana y yo tenía vuelo recién para hoy a la mañana. Recorrimos, hicimos un poco de todo, fuimos a bailar, hasta ahí todo normal.
Por lo tanto, anoche bajé a cenar sola al restaurant del hotel. La verdad que el día se me había pasado re lento y estaba un poco arrepentida de no haberme vuelto por la mañana (Hoy no fui a trabajar)
Leí mucho, fui al spa del hotel y a las 20.30 me fui a cenar. Me puse un vestidito de esos medio hippies que me daba la sensación de "self confidence". No soy de esas personas que disfruten mucho los viajes o cenar solas, pero bueno, todo suma como experiencia.
Ni bien me senté noté a un rubio bastante lindo a mi izquierda, a punto de cenar con un amigo.
Me miró, y me sostuvo la mirada fijamente.
Yo ordené pastas y, sintiéndome un poco incómoda, me puse a mirar disimuladamente para el otro lado. La verdad es que estas situaciones no las se manejar, no puedo ponerme en femme fatal y “seducir” a lo Karina Jelinek.
De repente, el rubio me habla en un castellano forzado, y me pregunta mi nombre.
Le contesté, pero medio antipática, mas por timidez que por mala onda.
Me invita a la mesa que estaba compartiendo con su amigo (quien estaba compenetradísimo en la tv) a lo que le dije que no gracias.
Y cuando pensé que no me iba a hablar más, se dispuso a charlar conmigo, diciéndome que se llamaba Joel, era belga y tenía 29 años. Estaban recorriendo Argentina y Brasil en un viaje de 6 meses, y ya estaban pensando continuar hacia Chile, Bolivia y Perú.
Como siempre cayó en el lugar común de decir que amaba a Maradona, que Argentina con su futbol era lo más, algo que realmente mucho no me interesa. Pero le comenté, para no ser tan cortada, que mi tío había jugado al fútbol con Maradona.
Para qué! Enloqueció y pasó a mi mesa sin pedir permiso. Yo no sabía si estaba de copas o que, pero lo que si puedo decir es que sus ojos celestes y su boca eran muy atractivas.
Recordé que todo el fin de semana recibí consejos de mis amigas de relajarme, de disfrutar más, de no pensar tanto… ( y comments de mi amigo Marce)
En un momento vienen a la mesa estos grupos que tocan boleros, y para mi sorpresa, los invitó a que me toquen una canción.
Quiero aclarar que a mi estas cosas no me pasan jamás. Jamás rosas de admiradores secretos, jamás pasacalles ni nada por el estilo, ni del más estable de mis ex novios. Y de repente un belga salido de la nada, me ofrecía un tema de Luis Miguel a los 10 minutos de conocerme.
Pagó, y mientras yo estaba todavía maravillada, me invitó a tomar un trago fuera del hotel.
Su amigo nos vió irnos juntos de la mano hacia la bella ciudad de Mendoza a las 21.45. Sentí la liberación de sentir que estaba viviendo plenamente una aventura sin restricciones. Sentí el permiso de disfrutar sin pensar en el mañana.
sábado, 15 de agosto de 2009
regalo para mis lectores
viernes, 14 de agosto de 2009
mentitas revolucionadoras
lunes, 10 de agosto de 2009
Que noche la de anoche (parte 2)
Nos fuimos con Juan a tomar algo a Olivos. Dejé atrás la fiesta y mis amigas.
Entramos al bar, y charlamos toda la noche.
Juan es arquitecto, y me hizo reír mucho. A la media hora, mi celular sonaba. Atendí y era Mary.
“Nena, dejaste tus cosas! Donde estás?”
Al explicarle la situación, me dijo que no me preocupara y que me cuidara.
La noche iba sobre ruedas.
Pero, a la hora, empezaron las llamadas otra vez. La diferencia es que esta vez las llamadas surgían desde el celular de mi nuevo acompañante.
Juan cortaba los llamados, “son los chicos, que hinchas”, repetían.
Yo la estaba pasando muy bien y la verdad no me importaba nada.
Pero, la fuerte insistencia al celular, me llamó la atención. Qué amigo puede insistir tanto?
No le dije nada, hasta que, al ver mi cara de desconcierto y que no podía creer que uno tuviera amigos tan insistentes ante una situación tan obvia, el mismo confesó.
“Es mi novia”.
Amablemente, y ante tanta situación parecida vivida con Javier, en el pasado, sin echar culpas, porque no estábamos haciendo nada, me excusé y me fui.
Pedí un taxi, y me apoyé sobre la ventanilla reflexionando sobre mi pasado. Sobre como cada uno tiene un karma, y cuando más me inclino por divertirme, se repite una historia conocida ante un perfecto desconocido una vez más.
La fiesta Light terminó siendo el comienzo de una semana nada light de reflexiones.
domingo, 9 de agosto de 2009
Que noche la de anoche (parte 1)
22 hs. El guardia de mi edificio me ve salir nuevamente un sábado, toda producida contra voluntad, y subir a la camioneta de Mari. Por suerte no tenía que sacar mi auto esta vez sino que, sus padres, que estaban de viaje, le había dejado la camioneta a su cuidado. Nos sentiamos re adolescentes, y lejos de serlo, empezamos a cantar en el auto "Camilo Sesto" y tomamos Panamericana.
23 hs. Nos perdemos. Teníamos un mapa para llegar a Santa Bárbara que nos mando un total desconocido, pero no era muy claro y de repente estábamos en Don Torcuato. Decidimos bajar en YPF para preguntar.
00.30 hs. Llegamos a Santa Barbara. Un country gigante con laguna propia, nos dirigimos lentamente al lugar. Al llegar, una casa estilo minimalista Punta, alucinante, nos recibieron felices una docena de muchachos.
Estacionamos y al entrar, automáticamente nos sirvieron champagne gratis, en copas (nada de plástico barato). Al fondo, se veía la laguna artificial y una especie de playa montada que el dueño de casa se mandó a hacer para "darse un gusto". Lancha, reposeras, y hasta una sombrilla de paja.
Pileta climatizada, varios grupos circulaban con su copa como nosotras. Tipo publicidad de Parliament o esas de Marlboro o Chesterfield de los 80...got it?
Carry: "Chicas, la clave es hacerse amigas de las chicas"
Yo: "De las chicas? No entiendo"
Carry: " Si, si, les caes simpáticas y sin parecer desesperada, después los amigos de las chicas se te suman y te quieren conocer, pero vos no fuiste directo al objetivo, captás?"
Carry es una de mis amigas más jodona y divertidas con amplia experiencia en trabajo de campo. Como muchas de nosotras, se acaba de separar. Y como suele suceder tras un fuerte desengaño, decidió volver a las fuentes.
1.15 hs. Pasamos adentro de la sala. Gente cool, hombres divinos, mujeres divinas, champagne y snacks a piacere. DJ contratado, luces espectaculares, mucho Dolce & Gabbana, mucha marca aspiracional junta. Una fiesta privada para 70 personas a pleno.
Noto que Mari empieza a tomar champagne tras champagne. Pau empieza a chamuyarse con un rubiecito. Carry al borde de la pile, haciendo sus públicas. Yo? Yo chamuyando también claro.
Lo que mis amigas llaman "la danza del apareamiento".
2.00 hs. Mari me pide que la acompañe al baño. Tanta ingesta de alcohol comienzan a dar sus primeras señales y se siente un poco mal. Mientras la espero en la puerta, veo que hay un ventanal que da a la calle. Empiezo a mirar, a ver si veo a Pau, que se esta hablando con chico, si todo está ok. Uno nunca sabe caundo estas cosas pueden terminar o como la mejor anécdota o en una zanja destripada.
2.15 hs. Se acerca un chico petiso, simpático, a hablarme. Les adelanto que se llama Juan, y por suerte, no Martin.
J: Linda, que hacés acá sola mirando por la ventana?
Nota: Quiero aclarar que odio cuando me dicen "Linda " para iniciar una frase. Me hacen sentir un gato, o una descerebrada, una especie de chica Tinelli. Controlando mi ira, le contesté:
Yo: Hola, estoy esperando a una amiga que está en el baño y otra que está afuera"
J: Pero afuera? Qué hace afuera?
Yo: No, se fue con un chico, ...
J: ah...ya entendí pero todo bien! Dejala que disfrute y te invito a tomar algo.
Yo: Tengo a Mari en el baño, no puedo (Mientras sigo mirando por la ventana)
J: Mirá, te propongo que vayamos a dar una vuelta afuera, buscamos a tu amiga a ver si está todo bien y volvemos si?
Yo: Bueno...total después le aviso a Mari.
Y me voy con él afuera. Mientras escudriño los autos, sin querer parecer inoportuna, Juan me muestra el suyo. Un BMW coupé gris que, si bien yo no se mucho de autos o modelos, era impresionante. Debo aclarar que AMO los autos. Un gran punto débil.
J: Querés subir?
Yo: jaja, que gracioso, la gran "subi q te llevo"
J: Naaaa, te lo digo buena onda, nada que ver.
Yo: Bueno pero solo para mirar.
J: Mira para que te quedes tranquila, te subis al asiento del conductor. Asi no te perseguis que te voy a violar o algo de eso, ok?
YO: OK.
Frente al tablero alucinante, sentada en esos asientos de cuero, todo lujo, todo placer, me fui hundiendo en la atmosfera de "y bue, que me importa". No me acordé de Mari en el baño. Me olvidé de las chicas. Me olvidé de las reglas, de lo que está bien y que está mal. Me olvidé del amor que no aparece. Y me olvidé también que el auto no era mío.
3.00 hs: Encendí y mientras Juan, me daba el ok, nos fuimos...
viernes, 7 de agosto de 2009
Las Fab Four
miércoles, 5 de agosto de 2009
Al grano dos
Al grano
Hoy nuevamente fui al gimnasio, y sabiendo a lo que me exponía, decidí ir al horario que sabía era altamente probable me encontraría con Martín 1. Pero esta vez no iba a huir.
Planificando mi look casual, yendo por única vez con el pelo con brushing al gimnasio, (nunca un brushing iba a durar tan poco), me lo encontré tal lo pensado en las cintas.
Y esta vez, antes de que me decidiera enfrentarlo, Martín 1 vino a saludarme, tomando la iniciativa.
M: Hola, como estás?
Yo: Hola, todo bien? Y, estás mejor?
M: Si, si, nada grave. Tamiflu y ya a los dos días me sentía bárbaro. Ahora vine a hacer un poco de ejercicio. Estuve en cama varios días…
Yo: Claro, claro, bueno me alegro. ..Todo bien entonces?
A veces me siento cansada de la parodia y creo que la acción directa es la única manera de saber las respuestas que buscamos. Lejos de la histeria, cuando algo me interesa voy al grano. Y así lo hice.
Yo: El otro día te vi en el Msn, te iba a invitar salir para cuando te recuperaras, pero bueno después no me animé. La otra vez invitaste vos, así que pensé que esta vez podía hacerlo yo… (Tratando de lucir mujer canchera y moderna)
M: Si, bueno, después arreglamos… (Luciendo evasivo)
Surgiendo de repente todas las defensas y los temores de rechazo, me atajé.
Yo: Bueno, si no querés no importa.
M: Si, pero bueno, ya arreglaremos. Yo te llamo.
Esa frase, tan escuchada, tan repetitiva, tan cliché “Yo te llamo”, tan escuchada e igual a “No te pienso llamar”, aprendida de experiencias anteriores, encendió mis pensamientos.
Me quedé mirándolo, me reí y continué con la parodia.
Yo: “Dale, arreglamos cualquiera de estos días”
A veces pienso cuanto más fácil es decir las cosas como son. Qué nos impulsa a simular. Será no lastimar al otro, será la cobardía, será que el hacer como si es menos comprometedor.
Lo único que me alegra es que, ya sé que evidentemente tengo un problema de registro: la mejor cita de mi vida en años no fue más para el que una salida más, nada trascendente.
A otra cosa.
lunes, 3 de agosto de 2009
Submundos
Siempre acostumbro contar mis historias a mis amigas, la mayoría de ellas solas o en desventuras o relaciones incipientes o en separaciones recientes. Carla, Vera, Dani, Flor, Malu y Pampa suelen ser las destinatarias de mis relatos.
Pero el sábado a la noche salimos todas también con mi amiga Francisca. Somos amigas desde la primaria, nos vemos muy de vez en cuando, la amo, pero, me cuesta seguir las historias con ella porque a veces no me entiende: Fran está casada con 3 niños hace 10 años.
No puedo evitar reírme cuando me da sus feedbacks de mis relatos. Al contarle de las “citas seriales”, del “Chat” y las citas a ciegas, Francisca en su submundo solo puede encontrar un correlato comparativo en el mundo de la ficción.
Puntualmente le conté que entre todos mis contactos “a ciegas” que tengo, hay uno con el que me río mucho a veces cuando estamos aburridos los dos en la oficina. Se llama Mauro, (otra M…shit).
Mauro me tiró la onda de vernos, a lo que le dije que lo iba a pensar, di vueltas, porque la verdad que vengo un poco agotada. Pero como que la amistad toma forma.
Francisca soló me responde: “Ah! Como Lisandro de Valientes!!!”
Vera, Carla, Malu y Pampa que estaban escuchando, y yo, no pudimos más que estallar en carcajadas.
Pilates, mi refugio
El sábado me desperté repentinamente cuando sonó mi celular con la melodía de Lost. Era mi amiga Analía que me llamaba intrigadísima por los resultados del viernes. Apesadumbrada, sombría y muy dormida le conté paso a paso el transcurrir.
A.: “Y no da otra salida, para ver qué onda? Quizás una vez más pueden salir”
Analía tiene tantas ganas como yo de que encuentre a algún Mr. Right (no digo EL hombre. EL ideal, alguno que me guste para salir y estar estable al menos un tiempo!)
Yo: “No, Ana, me da re pena, te juro que no sé manejar esto, pero no quiero volver a pasar la incomodidad de ayer, descubrí lo que es la anti-química”
A.: “Anti química?”
Yo: “Si, porque no es solo la falta de química, o que no te guste del todo; es que, un ser normal directamente te repela al menor contacto sin razón alguna!. “
A.: “Yo creo que es porque estás con el otro Martín en la cabeza”
Yo.: “Puede ser que, si, porque si bien yo me predispongo a las citas seriales una tras otra, quizás mi cuerpo no se predispone igual”
A.: Qué cagada, y si te vuelve a invitar que vas a hacer?”
Yo. : “No sé”
Por primera vez me doy cuenta que mi pasado está jugando en mi contra. Porqué? Porque yo siempre fui de esas novias crónicas, que de adolescente siempre salía con un chico un día a tomar un café y…4 años de novia. Corte. Otro café con otro chico, y … casi casamiento. Mi pasado lleno de estabilidades se me rebelaba en contra en el presente; de repente hoy a mis 31 años me doy cuenta que no tengo la experiencia en salir y cortar a la segunda o tercer salida, en decir NO, no me gustas. Mi hermana menor de 16 años está mucho más aceitada en estas artes que yo.
Y ante tantas rechazos sufridos en estos últimos años, me pregunto, porqué si ellos siempre te despachan sin problemas y sin culpas, a mi me cuesta tanto esto último, como si le debiera algo a alguien.
Revuelta en mis pensamientos neuróticos, decidí ir al gimnasio a airearme. Correr siempre me hace bien.
A las 18 hs., fiché en el gimnasio del barrio, y subí al primer piso. Doblo a la derecha, y ahí donde estaban las cintas, estaba él. Martín H1N1. Martín que supuestamente aún no había cumplido los 7 días de cuarentena. Y mi primer pensamiento, al contrario de lo que dicta el sentido común, fue tratar de esconderme.
Pero me vió, y me saludó con la mano, sin gesto aparente de remordimiento.
Podría haber tomado la cinta a su lado y encararlo, o al menos, hacerme la tonta y preguntarle de su repentina salud.
Podría haberlo simplemente saludado, y seguir de lado como quien va en realidad a pilates.
Pero no.
Lo primero que hice fue hacer como que no lo ví, envuelta en una nube de vergüenza que no tenía porque sentir, y murmurarme a mi misma de manera incoherente y ridícula:
“Justo hoy que vine con esta calza pedorra. Que no me mire de atrás, que no me mire de atrás”
Y seguí de largo. Pilates nunca fue tan mejor escondite.
sábado, 1 de agosto de 2009
La forma de las cosas
El viernes salí del trabajo y me compré unos zapatos atigrados tipo chatitas que me torturaban un poco, pero la ocasión lo merecía. Cita, teatro, un chico genial.
Pero, me daba cuenta cada vez más a medida que pasaban las horas que no tenía el entusiasmo que debería sentir. Ese pensamiento me había asaltado varias veces durante el día. No podía sentir esa emoción que se supone una siente ante una cita. Me daba cuenta que, Martin 1 me había pegado mucho más, y si bien hay que seguir, a veces el corazón simplemente no concuerda con lo que se supone debemos hacer.
Llegué. Y Martín bis estaba de traje, esperándome. Sí, de traje. Me pareció rarísimo, porque los viernes hasta en los lugares más rigurosos es casual day. Le pregunté que onda, me dijo que había estado con unos clientes. Y pasamos a entrar a la sala.
Como todo caballero, me tomó de la espalda y me guiaba a pasar. Cuanto hace que no tienen esos gestos conmigo!
Enseguida nos sentamos, fila 4, centro.
Martín sacó el tema de que le encantó, cuando chateabamos, el hecho de que yo amara la música clásica y sobre todo, mi emoción con el cello. Hasta tomé clases hace unos años con un cellista ruso bastante conocido que me había elogiado las manos y los dedos largos que tengo. (Parece que es una condición excluyente para hacerse habilidosa en este instrumento.)
La música clásica es una pasión que tengo. Inexplicable porque nadie en mi familia cultiva el arte o el gusto por la ópera o la música clásica. Le conté que solía ir sola a ver obras, y que hasta me iba al Colón hace unos años a escuchar ballet, o los grandes clásicos desde las últimas y más baratas localidades. De esas donde no ves nada.
Lo que no le conté es que no fui más desde la última vez que, tras cortar con Juan, ví el Lago de los cisnes y solo así pude empezar a hacer el duelo.
M:”Tenés que retomar eso”, me dijo
Yo: “si, ya se, es que no tengo tiempo para todas las cosas que quiero hacer”, me excusé.
La obra es excelente, se llama “La forma de las cosas” y habla justamente de, como nos llevamos a veces por la forma de las personas para prejuzgar, para sentir, para vivir.
Me tomó la mano, y me invitó a cenar. Caminamos por Corrientes y, más allá de mi sufrimiento de pies, me sentía incómoda.
Durante la cena, por momentos me decía a mi misma “me gusta un poco”. Pero en cuanto me tomó la mano, sentí molestia. Tanta que, no podía acompañar el movimiento de sus manos con las mías.
Mis dedos tiesos, antinaturales, evidentes. Mi cuerpo no acompañaba lo que mi cabeza me dictaba.
Yo, que no soy una puritana precisamente, y me he dejado llevar por pasiones muchas veces en mi vida, de repente no podía simplemente tomar la mano de este chico, genial, culto. No es feo, no es desagradable.
Mientras nuevamente el guardia de seguridad del edificio, fue testigo de mi arrival con un candidato, Martín me pidió un beso, tímido. No veía la hora de entrar a mi casa. La química existe o no, evidentemente. No me voy a culpar, porque yo merezco sentir al menos atracción por el otro.
La forma de las cosas a veces nos aleja de buenas oportunidades. Qué bronca.